Hace tres semanas, el presidente de la Asamblea venezolana, Jorge Rodríguez, y Juan González, el asesor del presidente de Estados Unidos Joe Biden, tuvieron una reunión secreta en Qatar, según informó el diario español El País. El encuentro se habría realizado sin la interferencia de algún tipo de mediador o terceros.
Ambos representantes habrían hablado acerca de la liberación de presos y de la necesidad de normalizar la vida política en Venezuela. No obstante, las posturas entre Estados Unidos y Venezuela están muy alejadas. El argumento del presidente venezolano, Nicolás Maduro, para mantener una postura inflexible es que EE. UU. no levantó las sanciones internacionales que pesan sobre su Gobierno y que estas son la causa de la profunda crisis económica que vive el país desde hace siete años. El chavismo también culpó a Biden de no liberar los fondos venezolanos congelados en el extranjero —entre 3.000 y 5.000 millones de dólares—, como habían acordado con la oposición en la mesa de diálogo de México a finales del año pasado. Ese dinero, administrado por un fideicomiso de la ONU, representaba un apoyo crucial en medio de la crisis económica venezolana.
Hace dos semanas en una entrevista televisiva, Maduro calificó como un crimen de lesa humanidad las acciones impulsadas por EE.UU. contra Venezuela, luego de que el expresidente Donald Trump admitiera que su gobierno intentó hacer colapsar la economía venezolana para apoderarse de su petróleo. Desde 2015 se han impuesto contra Venezuela más de 900 sanciones, las cuales provocaron la disminución del 99 por ciento de los ingresos, según el Gobierno bolivariano.
La pelea por el petróleo
Uno de los temas del conflicto entre los dos países es Citgo, filial en Estados Unidos de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), que está en una encrucijada existencial por el embargo al crudo venezolano desde 2019. La empresa, asediada por acreedores en la justicia estadounidense, podría ser subastada si no logra negociar con quienes buscan cobrar deudas del país caribeño mediante la venta de las acciones de la refinadora.
El 1 de mayo, el gobierno de Joe Biden anunció que «no tomará medidas» para bloquearla, mientras que sectores políticos en Venezuela piden discutir el asunto en la mesa de negociación lanzada hace dos años entre Maduro y la oposición. Esas conversaciones están paralizadas desde hace meses.
El gobierno venezolano mantiene el control de PDVSA, pero su subsidiaria en Estados Unidos es presidida por Horacio Medina, quien está a la cabeza de una directiva ad hoc que la oposición venezolana designó para PDVSA en
2019, reconocida por Washington en su ofensiva para intentar desplazar del poder a Maduro. La alternativa que plantean es negociar con los acreedores, según Medina: «Citgo tiene capacidad de renegociar en lo inmediato unos 11.000 millones de dólares de los montos reclamados». Por su parte, el presidente de Venezuela señaló: «No podemos permitir, no podemos aceptar, que (Citgo) sea saqueada».
María Corina Machado, inhabilitada
En lo que respecta a las elecciones en Venezuela, la Contraloría General de Venezuela decretó este viernes la inhabilitación por un periodo de 15 años de Maria Corina Machado, una de las principales aspirantes en las primarias de la oposición, quien es investigada por cuestiones patrimoniales, según el diario El Nacional. Ante este anuncio, Machado indicó que se trata de una «inhabilitación inútil que sólo demuestra que el régimen sabe que ya está derrotado», mientras que el también opositor Henrique Capriles calificó la medida como inconstitucional, infundada y vergonzosa. «Rechazamos categóricamente esta nueva muestra del rumbo antidemocrático de Maduro y su régimen», señaló. «¡No van a lograr quitarle la esperanza a los venezolanos de un cambio para tener un mejor país!», añadió.
La posición de Lula da Silva
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se expresó el jueves sobre la democracia en Venezuela y defendió a Nicolás Maduro, al reprochar que la oposición de aquel país, en el que «hay más elecciones que en el nuestro», no haya respetado los resultados electorales en anteriores ocasiones. «Quien quiera derrotar a Maduro, que lo derrote en las próximas elecciones. Gánenle y asuman el poder. Iremos a fiscalizar, si no hubiera elecciones limpias, lo diremos», expresó el mandatario en una entrevista realizada por Radio Gaúcha.
«La gente necesita aprender a respetar el resultado de las elecciones. Lo que no es correcto es la injerencia de un país en otro», objetó el presidente brasileño antes de criticar la campaña internacional en favor del opositor Juan Guaidó, «un ciudadano que no había sido electo presidente». Asimismo, comparó la negativa de la oposición venezolana a aceptar la victoria de Maduro en las urnas con el intento de golpe de Estado del pasado 8 de enero en Brasil: “¿No tuvimos aquí un experto que no quiso aceptar el resultado electoral? ¿No tuvimos aquí un ciudadano que quiso dar un golpe de Estado el 8 de enero? Hay gente que no quiere aceptar el resultado de las elecciones”, afirmó.
Lula también recordó cómo en su primer mandato, Brasil impulsó junto a otros países un diálogo para convocar un referéndum revocatorio en Venezuela, para decidir el futuro político del expresidente Hugo Chávez, que fue «legítimo» y cuyo resultado «muchas veces» no fue aceptado por la oposición.