El martes pasado, tal como se había anunciado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió en la Washington durante casi dos horas con el cardenal italiano Mateo Zuppi, encargado por el papa Francisco de realizar gestiones diplomáticas en busca de un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania. Con posterioridad al encuentro tanto la Casa Blanca como la Santa Sede ponderaron la importancia del encuentro, pero moderaron sus expectativas por los resultados de la misma, insistiendo en que hoy los mayores esfuerzos están centrados en la “gestión humanitaria” y, de manera particular, en la posibilidad de que miles de niños ucranianos llevados a Rusia regresen a sus hogares.
El tono de las declaraciones habla a las claras de las dificultades que Zuppi, un hombre con larga experiencia y amplio historial en la mediación de conflictos junto al movimiento católico de la Comunidad de San Egidio, viene encontrando para encaminar una negociación que enfrenta a resistencias muy firmes tanto de Moscú como de Kiev.
Fue el nuncio apostólico (embajador del Vaticano) en Estados Unidos, el arzobispo Christophe Pierre –uno de los nuevos cardenales creados por Francisco-, quien ante periodistas precisó el alcance de la tarea que lo llevó a Zuppi hasta Estados Unidos: «dialogar, escuchar y ser escuchado». Admitió que “la idea es pensar en la paz, en el contexto complicado que existe” y si bien la idea es «contribuir a la paz, lo más concreto es atender al aspecto humanitario, en particular en lo que se refiere a los niños”. En consecuencia, agregó, “la discusión gira en torno a esto».
En declaraciones a Vatican News el nuncio se mostró satisfecho por el encuentro entre Biden y Zuppi pero sostuvo que “de momento no tenemos resultados, pero los esperamos. Y creo que es importante que todo el mundo sea consciente de ello” . En relación a las gestiones que viene realizando Zuppi –quien ya estuvo en Moscú y en Kiev con el mismo propósito- el diplomático vaticano aseguró que “en todas partes –aquí y en las diversas reuniones que ha tenido el cardenal- se ha puesto de manifiesto que las personas son muy sensibles a la dimensión de la paz y están dispuestas a ayudar”.
El arzobispo no disimuló sin embargo las dificultades que está encontrando la misión de Zuppi: “como diplomáticos sabemos que trabajamos paso a paso. Damos el primer paso siempre que es posible. Uno de esos pasos es precisamente lo que está haciendo el cardenal, sin pretender resolverlo todo, y tenemos muchas esperanzas para el futuro”.
Por su parte la Casa Blanca se limitó a expresar “sus buenos deseos para el continuo ministerio y el liderazgo global del papa Francisco”, pero también señaló que Biden dialogó sobre “el compromiso de la Santa Sede de proporcionar ayuda humanitaria para hacer frente al sufrimiento difuso causado por la continua agresión de Rusia a Ucrania”.
Si bien el viaje de Zuppi a Washington ha tenido como principal objetivo la reunión con Biden –a quien entregó una carta personal de Francisco- el arzobispo italiano mantuvo también encuentros con líderes del congreso norteamericano y se entrevistó con el presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el arzobispo Timothy Broglio, un fuerte opositor a la gestión de Jorge Bergoglio en el Vaticano.
Acompañado de Séamus Patrick Horgan, Consejero de la Nunciatura Apostólica, Zuppi se reunió también con miembros de la Comisión de Seguridad y Cooperación en Europa (Helsinki Commission) del Gobierno de los Estados Unidos, ante quienes expuso la naturaleza y el avance las negociaciones en curso y la tarea que la confió el Papa.
Aunque se desconocen los detalles de la negociación diplomática que se lleva adelante, por el momento no parece haber resultados a la vista y algunos de los involucrados manifiestan su escepticismo acerca de la posibilidad de encontrar la paz en forma inmediata. En declaraciones públicas el obispo ucraniano Stanislav Szyrokoradiuk de Odessa-Simferopol dijo el pasado 13 de julio que “aunque reconozco los esfuerzos del Vaticano, sus objetivos de paz parecen imposibles, cuando Rusia no está lista para negociar y prefiere bombardear y matar a tantas personas como sea posible”.
La misión de Zuppi se comenzó a preparar varios meses atrás con absoluta discreción por la diplomacia vaticana siguiendo indicaciones del Papa. Los viajes del cardenal italiano a Kiev y a Moscú alimentaron esperanzas de que la mediación podría avanzar. Hoy no parece haberse avanzado ni siquiera en establecer una agenda común para dialogar. El Vaticano no cesa en sus intentos y las gestiones humanitarias se convierten en el espacio para mantener las puertas abiertas a un acuerdo de paz que parece lejano en estas condiciones. El viaje de Zuppi a Estados es un intento para sumar en la negociación a terceros también involucrados en el conflicto. Y no se descarta que el cardenal italiano haga nuevos intentos para sumar en la mesa del diálogo a otros actores que no participan de la guerra, pero que también están interesados en encontrar una salida al enfrentamiento armado.
Entre tanto el propio Zuppi se encargó de decir que la Iglesia Católica “no es ingenua” sino que hace de “la adversidad una oportunidad para el amor”.
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