Una coalición de activistas de derechos humanos y asociaciones judiciales presiona al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, para que proponga a una mujer negra como magistrada del Supremo Tribunal Federal, la primera en la historia de la Corte. Lula debe designar a un candidato o candidata al Supremo en las próximas semanas ante la inminente jubilación de la presidenta del tribunal, Rosa Weber, quien deja su silla a principios de octubre.
Al llegar a Nueva Delhi para participar en la cumbre del G20 la semana pasada, Lula se encontró con un inesperado cartel a la salida del aeropuerto: «En 132 años Brasil nunca tuvo una mujer negra en el Supremo Tribunal», se leía en inglés. En Nueva York, adonde Lula viaja este lunes para la Asamblea General de la ONU, un video proyectado en las pantallas de Times Square mostraba a una niña negra diciendo que podría ser cantante, escritora o gimnasta. Sin embargo, cuando su madre le dice que también podría ser jueza de la Corte Suprema, la menor responde que nadie que se parezca a ella ha ocupado ese cargo.
Los mensajes son parte de una campaña coordinada por el colectivo de abogados Instituto para la Defensa de la Población Negra (IDPN) y la Coalición por los Derechos de los Negros, que ya recibió más de 30 mil firmas y el apoyo de la presentadora de televisión Xuxa y de la ministra de Igualdad Racial Anielle Franco, hermana de la activista Marielle Franco, asesinada a tiros en Río de Janeiro en 2018.
Un tribunal sin diversidad
Para los activistas es «inexplicable» la falta de diversidad en el máximo tribunal de un país cuya población es un 56 por ciento afrodescendiente. En más de un siglo de historia, la Corte Suprema tuvo apenas tres hombres negros (ninguno desde 2014) y tres mujeres blancas (dos de las cuales están en ejercicio). El resto han sido hombres blancos.
La situación tampoco es mucho mejor si se baja en la jerarquía del poder judicial. Apenas el 1,7 por ciento de los jueces del país se declaran negros y otro 13 por ciento mestizos, de acuerdo l Consejo Nacional de Justicia. Según una encuesta de la firma Datafolha, un 47 por ciento de los brasileños dicen que Lula debería nombrar a una mujer, mientras que al 51 por ciento le es indiferente.
La abogada Karen Custodio, una de las responsables de la campaña, aseguró que hasta hace poco ella no concebía la posibilidad de tener a una magistrada negra. «Pero en los últimos años vimos una gran movilización de mujeres por sus derechos. Eso tiene que verse reflejado en el poder judicial», dijo esta joven negra de 28 años.
El primer nombramiento de Lula
El nombramiento del sustituto o sustituta de Rosa Weber, que deberá ser aprobado en una votación en el Senado, será el segundo que haga Lula en su tercer mandato. El primer magistrado que designó en julio pasado generó polémica en Brasil por tratarse de Cristiano Zanin, quien fue abogado personal de Lula durante una década.
Los activistas le reprochan a Zanin las posiciones conservadoras que exhibió desde su nombramiento. En particular su voto contrario a la despenalización de la marihuana, un asunto sensible ya que al amparo de la actual ley antidrogas crecieron las condenas de cárcel, especialmente contra jóvenes negros.
La campaña afirma que no se puede «correr el riesgo de ver a otro Zanin» en la Corte y propone a dos abogadas o una fiscal con perfiles netamente progresistas y carrera como defensoras de derechos humanos. Una magistrada negra, dijo Custodio, podría contribuir al debate sobre asuntos que afectan «desproporcionadamente» a ese segmento, como las condenas por robo de alimentos.