Desde Río de Janeiro
Tratándose del desequilibrado de Jair Bolsonaro nunca se sabe qué podrá pasar. Pero para sorpresa de muchos, por una vez él no mintió: anunció que llegaría a Brasilia en la mañana de este jueves y lo hizo.
Por estrictas medidas de seguridad adoptadas por el gobierno de la capital, Bolsonaro y sus acompañantes salieron por el acceso lateral del aeropuerto, frustrando a los pocos manifestantes que lo esperaban.
No hubo, como se comentaba, desfiles de motocicletas, movilizaciones multitudinarias y discursos inflamados. Tal cuadro reforzó la imagen de que luego de los tres meses como forajido en Florida, Bolsonaro se hizo polvo.
Del aeropuerto fue directamente a la sede del Partido Liberal, donde además de la esposa otros acólitos lo esperaban.
No hubo ningún acto público, y las pocas declaraciones del recién llegado ni siquiera rozaron los límites de la obviedad.
Aceptó hablar con la prensa, pero exclusivamente a una emisora de radio también de ultraderecha y a la versión brasileña de la CNN, que lo respalda de manera no exactamente discreta.
Luego de almorzar en el partido, Bolsonaro y esposa se dirigieron a la casa alquilada por unos dos mil y pocos dólares que será su nueva dirección en Brasilia.
La verdad es que para los que defienden que el exmandatario sea el gran líder de la oposición a Lula y a su gobierno fue una llegada más bien floja. Ahora se anuncia que, en la condición de “presidente de honor” del derechista Partido Liberal, viajará por el país en compañía de la esposa, con la misión de buscar votos para los candidatos en las municipales de 2024.
Esa es, oficialmente, la agenda del ultraderechista.
Pero hay otra, bastante más consistente y peligrosa para él: la agenda de la Justicia Electoral y de la Justicia Civil.
En el Tribunal Superior Electoral hay nada menos que 16 denuncias relacionadas a actitudes de Bolsonaro cuando era presidente. Son muy altas las posibilidades de que sea declarado «inelegible», lo que impediría su postulación a cualquier puesto electoral en los próximos ocho años.
En la Justicia Común existe la clara expectativa de que a corto plazo aparezcan denuncias relacionadas al intento de apropiación, por parte de Bolsonaro, de regalos por valor de más de cuatro millones de dólares que él recibió tanto de Arabia Saudita como de algunos emiratos árabes, y que, legalmente, pertenecen a la Unión y no a su acervo personal.
Bueno: el miércoles cinco de abril Bolsonaro será sometido a un primer interrogatorio en la Policía Federal. Otros vendrán.
Por las dudas, él ya se hizo cercar por un nutrido grupo de abogados.