El número de hospitalizaciones de niños yanomamis en grave estado aumentó en la última semana, desde que el gobierno brasileño declaró una emergencia sanitaria en la mayor reserva indígena del país y obligó a la única empresa aérea que presta el servicio de rescate a multiplicar sus vuelos. La herencia de la presidencia de Jair Bolsonaro es calamitosa entre las numerosas comunidades originarias de Brasil.
La ministra de los Pueblos Indígenas, Sonia Guajajara, exigió este domingo que se sancione debidamente a los responsables por el asesinato de un nuevo miembro del pueblo guajajara, etnia a la que pertenece y que ha sufrido varios ataques violentos en los últimos años en la Amazonia.
Se multiplican los traslados
Voare, una empresa de taxi aéreo que opera en el estado amazónico de Roraima y tiene contrato para trasladar indígenas que necesitan ser hospitalizados desde sus aldeas hasta Boa Vista, la capital regional, ya llegó a realizar hasta 16 vuelos en un solo día ante el salto de la demanda. En la tarde del sábado se podía ver el aterrizaje de avionetas de esta empresa transportando niños yanomamis en estado muy grave y que fueron trasladados al único hospital pediátrico de Boa Vista.
El primer menor, de menos de un año y que fue diagnosticado con neumonía, por lo que voló conectado a un respirador, desembarcó procedente de una aldea yanomami próxima a la frontera con Venezuela en un avión Caravan. El segundo, de tan solo 14 días de vida y claras señales de desnutrición, llegó a la pista de Voare en Boa Vista a bordo de una aeronave Cessna 206 de la misma empresa luego de un vuelo de cerca de una hora y media.
El viernes ya habían llegado a Boa Vista por avión otros cuatro niños yanomamis con graves problemas de salud, uno de ellos con menos de un mes de vida, diagnosticado con malaria, neumonía y gripe, que voló acompañada por su madre y una enfermera.
La tierra indígena yanomami, la mayor reserva de Brasil con unos 27 indígenas en cerca de diez millones de hectáreas, está ubicada en una región de la Amazonia de difícil acceso en el extremo norte del país y en la frontera con Venezuela. Su acceso solo es posible por ríos, en largas jornadas de navegación, por lo que los traslados de pacientes y rescates tienen que ser realizados por avión.
«Generalmente traíamos a un paciente en cada vuelo. Ahora hay días en que traemos hasta tres por vuelo», admitió el viernes pasado Fausto Rodrigues dos Santos, director de operaciones de Voare. Rodrigues explicó que en los vuelos siempre viaja un médico y una enfermera y que la mayoría de las veces los rescates son solicitados cuando el estado de salud ya es muy grave.
Casi todos los niños rescatados son trasladados al único hospital pediátrico de Boa Vista, en donde hasta el viernes estaban ingresados 59 menores, de los cuales 45 son yanomamis, en su mayoría con desnutrición grave, diarrea aguda, neumonía y malaria. El gobierno brasileño declaró el pasado 20 de enero «emergencia sanitaria de importancia nacional» en el territorio yanomami y anunció el envío de refuerzos médicos y alimentos a la región.
El Ministerio de los Pueblos Indígenas calcula que «al menos 570» niños yanomamis fallecieron en los últimos años por «contaminación de mercurio, desnutrición y hambre». Solo en 2022 murieron 99 menores de entre uno y cuatro años de edad.
La dudosa muerte de un indígena guajajara
La situación no es menos dramática en el estado de Maranhao, donde el cuerpo del indígena Valdemar Marciano Guajajara fue hallado el sábado en un municipio próximo a su reserva con señales de haber sido violentamente golpeado en la cabeza. La ministra de los Pueblos Indígenas, Sonia Guajajara, una reconocida líderesa de las comunidades originarias, exigió una exhaustiva investigación del caso.
«Recibimos la noticia de otro brutal asesinato en la Tierra Indígena Arariboia, en Maranhao. La víctima es Valdemar Guajajara que fue asesinado a garrotazos y pedradas. Es la segunda muerte de un indígena guajajara en solo una semana«, afirmó en sus redes sociales la primera ministra indígena en la historia de Brasil.
De acuerdo con la integrante del gabinete de Lula, como «hay relatos de otras muertes sin esclarecimiento, vamos a convocar una audiencia pública para exigir la investigación y que se aclaren los motivos de estos crímenes, así como la debida sanción a los responsables». Guajajara agregó que el castigo a los responsables es necesario para romper el ciclo de violencia contra los indígenas.
Desde hace varios años las reservas de Maranhao son blanco de ataques de compradores ilegales de tierras y madereros, según organizaciones de derechos humanos, que también denuncian la impunidad de estos crímenes y la pasividad de las autoridades brasileñas. Los conflictos aumentaron en los cuatro años de gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, un defensor de la explotación de la Amazonia, incluso en reservas ambientales e indígenas, y que durante su gestión se negó a delimitar nuevas tierras para los pueblos originarios.