Luego de tres días de asedio que mantuvieron en vilo a la región, el gobierno de China puso fin a las maniobras militares con las que desplegó un cerco por aire y mar alrededor de Taiwán, luego de que el gobierno de ese país se reuniera con autoridades estadounidenses, en Washington.
China, que desconoce la soberanía taiwanesa y reivindica la isla como parte de su territorio, declaró en las primeras horas de hoy haber «completado con éxito» los ejercicios en los que desplegó buques y decenas de aviones para simular ataques.
De esta manera dejó sentada su demostración de fuerza frente a lo que justificó como una “acción necesaria para proteger la soberanía y la integridad territorial” china, ante la “la provocación” de la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, que la semana pasada se reunión con el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Kevin McCarthy.
A través de un comunicado, el Mando del Teatro Oriental del Ejército Popular de Liberación (EPL) afirmó que «probó de manera completa la capacidad de combate conjunta integrada de múltiples sectores del ejército bajo condiciones de combate«. Y calificó como “éxito” a esas pruebas.
Durante las maniobras, Pekín simuló ataques selectivos contra Taiwán, así como el cerco de la isla concretado con buques, portaaviones y decenas de naves practicado un «bloqueo aéreo».
Uno de los motivos de la desescalada fue el envío por parte de Estados Unidos del destructor lanzamisiles «USS Milius» a través de sectores disputados del Mar de China Meridional.
«Esta operación de libertad de navegación respetó los derechos, libertades y usos legítimos del mar», indicó la marina estadounidense en un comunicado, explicando que el buque había pasado cerca un archipiélago reclamado por China, a 1300 kilómetros de Taiwán.
El gobierno taiwanés, envalentonado, condenó a China por socavar «la paz y la estabilidad» en la región, mientras que el Ministerio de Defensa dijo haber detectado el lunes 12 buques de guerra y 91 aviones chinos alrededor de la isla.
El despliegue del «Milius» provocó inmediatamente la condena de China, que afirmó que el buque había «invadido ilegalmente» sus aguas territoriales.
De la misma manera, advirtió que la independencia de Taiwán y la paz a ambos lados del estrecho son «mutuamente excluyentes», y culpó por las tensiones al gobierno taiwanés y a «fuerzas extranjeras», a las que no identificó.
«Si queremos proteger la paz y la estabilidad, debemos oponernos firmemente a cualquier forma de separatismo independentista«, advirtió el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin.
Rusia, aliado de China, defendió las maniobras, y un portavoz del Kremlin afirmó que Pekín tenía el «derecho soberano» de responder a lo que Moscú calificó de «provocaciones».