Los habitantes del pueblo palestino de Huwara, en Cisjordania, se levantaron este lunes horrorizados con sus viviendas quemadas y coches calcinados por un ataque de colonos israelíes en represalia por la muerte de dos de ellos. En un hecho inusual, las autoridades israelíes llamaron a la calma a los colonos. El incidente ocurrió en plena escalada de tensión, pese a que responsables de cada lado se comprometieron el domingo a evitar nuevos actos de violencia durante una reunión en Jordania.
«Ni los árboles se salvaron»
El domingo por la noche decenas de colonos israelíes entraron en Huwara, una pequeña localidad del norte de Cisjordania ocupada. Los atacantes lanzaron piedras a las viviendas e incendiaron edificios y decenas de vehículos. Más de 350 palestinos resultaron heridos. La mayoría de ellos sufría los efectos de la inhalación de gases lacrimógenos, según la Media Luna Roja palestina.
«Quemaron todo lo que encontraron a su paso», contó un habitante del pueblo, Kamal Odeh, quien agregó: «Prendieron fuego a más de 20 edificios, incluyendo tiendas y casas. Ni los árboles se salvaron». Según Wajeh Odeh, del ayuntamiento de Huwara, más de 100 coches fueron quemados, al igual que 30 viviendas.
«Consideramos estos actos como actos de terrorismo», dijo un responsable del Ejército israelí a la prensa, y afirmó que entre 300 y 400 colonos entraron en la localidad palestina con sed de venganza. Diez personas fueron detenidas, indicaron las Fuerzas Armadas que dijeron haber evacuado a decenas de palestinos cuyas casas se vieron amenazadas por los incendios.
La arteria principal de Huwara es un paso obligado para quienes viajan hacia o desde el norte de Cisjordania, incluyendo colonos de los asentamientos aledaños y residentes palestinos de la zona. Esto ha convertido al pueblo en foco de constantes episodios de violencia desde hace años, pero nunca de la magnitud del ataque del domingo. «Cada vez que pasa algo, ya sea en Jerusalén, en Tel Aviv o donde sea, los colonos vienen y nos atacan, nos tiran piedras, queman nuestros autos», explica Mohamed Abdulkarim Domaide frente a su vivienda quemada.
Más violencia y llamados a la calma
El ataque se produjo horas después de que dos jóvenes colonos israelíes murieran a tiros el domingo, cuando circulaban en coche cerca de Huwara. El gobierno israelí lo calificó de «acto terrorista palestino». La misma tarde del domingo, un palestino fue asesinado cuando las fuerzas israelíes y colonos entraron en Zaatara, otro pueblo situado cerca de Naplusa, en el norte de Cisjordania.
«Queremos seguridad, pero la responsabilidad de garantizarla depende únicamente del Ejército», declaró a la prensa este lunes Esty Yaniv, la madre de los dos colonos muertos. Por su parte el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dijo en un video difundido por su oficina: «Les pido que no hagan justicia por su cuenta y que dejen a las fuerzas de seguridad cumplir con su misión».
Netanyahu dirige desde diciembre uno de los gobiernos más derechistas de la historia del Estado de Israel, y cuenta en su gabinete con varios ministros que son colonos en Cisjordania. Francia condenó el ataque de los colonos y tachó de «inaceptable» la «violencia contra civiles palestinos». El gobierno alemán dijo que es «urgente» trabajar para «evitar que la situación, ya de por sí muy tensa, se inflame aún más».
«Pogromo»
Organizaciones israelíes de defensa de los derechos humanos denunciaron un «pogromo» apoyado por el gobierno de Netanyahu, como dijo la ONG «La paz ahora». El movimiento islamista palestino Hamas, que gobierna la franja de Gaza, pidió combatir «el terrorismo de los colonos». Y el presidente palestino, Mahmud Abbas, acusó a Israel de «amparar los actos terroristas perpetrados por colonos» en esta zona de Cisjordania, un territorio palestino ocupado por el Estado hebreo desde 1967.
Estos episodios no resultan aislados: se producen en medio de un grave repunte de la violencia en la zona, que vive el comienzo del año más sangriento desde 2000. En lo que va de 2023 el conflicto ha dejado 63 palestinos muertos en Cisjordania, un promedio de más de uno por día, sobre todo en enfrentamientos armados con tropas israelíes. Además 14 personas han fallecido del lado israelí por los ataques palestinos.
Buena parte de los 77 muertos eran civiles no involucrados en la lucha armada, que sufren a diario las consecuencias de la actual escalada. «Somos civiles, simples ciudadanos que no cometemos ataques», declaró el palestino Ahmed Hawari, residente de Huwara que dice no tener miedo, sino «un deber de proteger su tierra y su patria». Hechos como los del domingo, agregó Hawari, no hacen más que aumentar el sentimiento de impotencia de la población y llevarán a más ataques, al tiempo que advirtió: «¿Qué queremos? Queremos paz pero también recuperar nuestra tierra. Solo pedimos que los colonos dejen nuestra tierra en paz».
Pedido de EE.UU.
Como parte de esta espiral de violencia, un joven israelí de 27 años murió este lunes por disparos en un nuevo tiroteo cerca de una colonia judía en Cisjordania ocupada. El ataque se produjo por la tarde en un cruce cerca del asentamiento judío de Beit Arava, en la zona de la ciudad palestina de Jericó. Según el Ejército israelí, los autores del ataque serían varias personas que dispararon desde dentro de un vehículo y huyeron.
El vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price, pidió este lunes que tanto israelíes como palestinos rindan cuentas por la violencia. «Queremos ver que los responsables de estos ataques rinden cuentas y son procesados, y que se les ofrece compensación por las propiedades perdidas», explicó Price y agregó: «Los israelíes y palestinos tienen el mismo derecho a vivir seguros».
El mismo domingo, Estados Unidos daba la bienvenida al acercamiento entre palestinos e israelíes, que se comprometieron en una reunión en Jordania a lograr una desescalada sobre el terreno, después del aumento de tensión de las últimas semanas. Este lunes, John Kirby, un portavoz de la Casa Blanca, defendió que la reunión fue «un punto de partida», y que los ataques de los últimos días muestran por qué es tan importante que ambas partes se sienten a dialogar.