El gobierno de Cuba denunció como un «ataque terrorista» la agresión contra la sede de su embajada en la ciudad de Washington, en Estados Unidos, por la acción de un hombre que arrojó dos bombas molotov contra la delegación diplomática. El ataque ocurrió unas horas después de que el presidente Miguel Díaz-Canel volviera a La Habana luego de haber pasado toda la semana en Nueva York, donde asistió a la Asamblea General de Naciones Unidas y a otras actividades con cubanos residentes en Estados Unidos. La relación entre Washington y La Habana, bajo embargo estadounidense desde 1962, se mantiene tensa pese a algunos tibios avances.
«Un acto de violencia y de impotencia»
«El odio lanzó anoche, otra vez, un ataque terrorista contra nuestra embajada en Washington, en un acto de violencia y de impotencia que pudo costar valiosas vidas. Lo denunciamos y esperamos acción de las autoridades norteamericanas», publicó el presidente Díaz-Canel en su cuenta de X. En la misma plataforma la embajadora cubana en Estados Unidos, Lianys Torres Rivera, dijo que tras el ataque, la embajada se comunicó «de inmediato con las autoridades estadounidenses, a quienes se les dio acceso a la misión para la toma de muestras de los cócteles molotov».
Según fuentes oficiales cubanas, los hechos tuvieron lugar el domingo sobre las 20 horas locales en Washington, cuando un individuo lanzó dos cócteles molotov contra las instalaciones de la delegación. Cuatro fotos publicadas en redes sociales por la embajada cubana permiten ver los pedazos de dos botellas de cristal rotas y papel impreso arrugado junto a la fachada de la planta baja del edificio, además de algunos pocos daños materiales.
«Conducta permisiva»
«A solicitud de la misión diplomática cubana, oficiales del Servicio Secreto de los Estados Unidos se presentaron en la sede y tuvieron acceso a sus instalaciones para constatar la acción violenta perpetrada», indicó la Cancillería cubana en un comunicado, en el que aseguró que «la conducta permisiva» de las autoridades estadounidenses frente a «acciones violentas» pudo «estimular» el ataque.
El texto, que condena la «acción terrorista», afirma que Cuba «espera que el gobierno de los Estados Unidos actúe en consonancia con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, en el interés de evitar la repetición de estos hechos». Según el canciller Bruno Rodríguez este el segundo ataque violento contra la sede diplomática en Washington desde abril de 2020.
«En aquella ocasión, un individuo disparó con un fusil de asalto contra la sede. Los grupos anticubanos acuden al terrorismo al sentir impunidad, algo sobre lo que Cuba ha alertado a autoridades estadounidenses reiteradamente», planteó Rodríguez. En abril de 2020 el canciller cubano convocó a la entonces encargada de negocios de Estados Unidos en La Habana, Mara Tekach, para expresar su «enérgica protesta» por lo que denominó como una «agresión terrorista» contra su embajada. El tiroteo en esa ocasión dejó profundas marcas en las columnas dóricas de la entrada, rompió una farola y varios vidrios y molduras.
Rechazo al ataque
A la espera de que avance la investigación, la cancilleria cubana alertó este lunes «ante el uso con dobles raseros del supuesto compromiso del gobierno estadounidense contra el terrorismo». El vocero del Departamento de Estado de EE.UU., Matthew Miller, sostuvo en rueda de prensa: «Los ataques y amenazas contra las instalaciones diplomáticas son inaceptables. Estamos en contacto con los oficiales de la embajada cubana, de acuerdo con nuestras obligaciones bajo la convención de Viena».
Miller agregó que el Departamento de Estado «está comprometido con la seguridad de las instalaciones diplomáticas y de los diplomáticos que trabajan en ellas». Por su parte la secretaría de Relaciones Exteriores mexicana reiteró su «compromiso en la lucha contra la violencia en todas sus formas» y convocó a «una investigación exhaustiva y a llevar a los responsables ante la justicia». También expresaron su repudio al ataque las cancillerías de Venezuela y Bolivia.
Cierre de la gira
La delegación gubernamental cubana había vuelto este domingo a La Habana después de que Díaz-Canel hablara en la primera jornada de la Asamblea General de las Naciones Unidas, además de participar en otros foros paralelos de alto nivel sobre medio ambiente y objetivos de desarrollo sostenible. Díaz-Canel, que ya había acudido en 2018 a la cumbre de la ONU, aprovechó para reunirse con otros líderes y para asistir a distintos actos con colectivos de la sociedad civil que apoyan a Cuba.
A raíz de estos hechos, varios cargos del gobierno cubano y del Partido Comunista de Cuba cargaron en redes contra el hecho de que Estados Unidos mantenga a su país en la lista de países que promocionan el terrorismo. La embajada de Cuba en Washington reabrió en 2015, cuando a raíz del proceso de deshielo promovido por los expresidentes Barack Obama y Raúl Castro se restauraron las relaciones diplomáticas bilaterales, congeladas en 1961, dos años después del triunfo de la revolución en la isla.
Una normalización de relaciones con la isla comunista no parece estar en la agenda del actual presidente Joe Biden. El presidente estadounidense prometió revisar la política hacia Cuba a su llegada a la Casa Blanca en enero de 2021, pero cambió de parecer tras las manifestaciones antigubernamentales de julio de ese mismo año en la isla. Washington no sólo mantuvo a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, sino que la incluyó en otra de naciones que no respetan la libertad religiosa.