Haití se encuentra en una situación dramática, alerta Sabina Frederic, presidenta de los Cascos Blancos argentinos, es dramática. En dialogo con Página/12 Frederic cuenta las dificultades que el país caribeño atraviesa, marcadas por la presencia violenta de las pandillas, el cólera y el hambre.
Esta semana se llevó a cabo una misión oficial de la Agencia Argentina de Cooperación Internacional y Asistencia Humanitaria – Cascos Blancos (ACIAH) en Puerto Príncipe, la capital de Haití, con el objetivo evaluar la situación humanitaria de ese país. Según Frederic, exministra de Seguridad del actual gobierno, uno de los problemas mas serios que tiene Haití son las pandillas. “Entre los meses de septiembre y octubre, las bandas criminales bloquearon el puertos y rutas, interrumpiendo la distribución de combustible, y así dejaron a Haití paralizado hasta el 4 de noviembre” remarca Frederic.
Cascos Blancos es «el organismo de la Cancillería Argentina dedicado al diseño y la ejecución de la asistencia humanitaria, la atención de las emergencias, la gestión integral del riesgo de desastres y la contribución al desarrollo sostenible de la República Argentina a nivel internacional,» según explica la página web de Cancillería. En 27 años de existencia llevan más de 700 msiones en 73 países.
Esta es la tercera misión de Cascos Blancos a Haití. En 2016 realizó una misión de ayuda humanitaria después del paso del huracán Matthew. En 2019 otra misión participó de una campaña sanitaria junto a otros países de Latinoamérica y el Caribea bordo del Buque Hospital «USNS Cofmort».
La actual misión de la ACIAH estuvo también integrada por el vicepresidente de la Comisión Cascos Blancos, Pablo Virasoro, y la directora nacional de Planificación y Coordinación de Asistencia Humanitaria, Mariana Galvani. Durante su estadía, se reunieron con la ex primera ministra, Michèle Duvivier Pierre-Louis, y con Patrick Pellisier del Instituto Haitiano de Derechos Humanos.
Según la presidenta del ACIAH, los bloqueos de las pandilla fueron una de las causas del rebrote de cólera, una enfermedad que se había erradicado hace tres años. “En esos meses de bloqueo, donde la gente no tenía acceso a agua potable y no se podía bañar y tampoco tenía acceso a alimento, hizo que brotara el cólera, que hacía tres años que no había ningún caso”, explica Frederic, resaltando que esta situación es peor en los barrios más humildes de la capital de Haití, como Cité Soleil. Esta comuna se encuentra al oeste del país y es una de las más pobres de la región metropolitana de Puerto Príncipe.
Los cortes de las tres rutas que conectan el centro, el norte y el sur del país hacen muy difícil el acceso a las organizaciones humanitarias. “Es una situación dramática porque el cólera está avanzando en todo el país y no solo en Puerto Príncipe. Las bandas bloquean la circulación de las personas haciendo imposible el acceso de la ayuda de los organismos, tanto nacionales como internacionales”, se lamenta.
“Ese bloqueo sobre la gente hizo que no pudiera salir ni pudiera entrar la ayuda. Entonces se quedaron sin agua, sin alimentos. Cuando se empezó a poder entrar en los barrios que estaban bloqueados, se encontraba a la gente con sarna porque no se podía bañar. Hay gente que se murió de hambre” dice Frederic.
Sin embargo, de a poco se está volviendo a poder distribuir el combustible, uno de los grandes problemas que afecta el funcionamiento de los hospitales en momentos de expansión del cólera. “Hubo una negociación por parte de la policía haitiana con una de las bandas, que era la que bloqueaba el puerto. Esto hizo que se empezara a distribuir por Puerto Príncipe, pero todavía no ha llegado a todo el país, se está haciendo de a poco”, dice Frederic.
Un Estado sin legitimidad
Frederic cuenta que la expansión de las organizaciones criminales creció en el último tiempo. “Estas bandas criminales llevan unos cuantos años, pero desde hace aproximadamente diez, empezaron a proliferar. Hoy se calcula que hay unas doscientas bandas que reúnen unas 3500 personas aproximadamente en todo el país”, explica en comunicación telefónica desde el aeropuerto de Miami, donde hizo escala este viernes a la noche luego de culminar la misión.
“Las pandillas juegan un papel dramático. Incluso han ocupado algunos edificios públicos y eso hace que los funcionarios no puedan ir a trabajar. Por ejemplo, la Cámara de Casación, que es como la Corte Suprema de Justicia en Argentina, no está funcionando”, se alarma Frederic. También cuenta que el Ministerio de Salud funciona en un hotel. “El Ministerio de Educación y el Ministerio de Trabajo tiene muchos funcionarios trabajando desde su casa porque no se puede circular, o sea, está sitiada la ciudad. Alrededor de un sesenta por ciento del territorio esta sitiado por las bandas criminales” agrega.
Las fuerzas de seguridad se encuentran intimidadas por el poder de estas organizaciones. “La policía haitiana no tiene suficiente equipamiento, ni autoridad, ni legitimidad, y, además, hay corrupción entre las pandillas y la policía. Los policías no cobran y cuando meten preso a alguien corren peligro de ser asesinados. Hay una falta absoluta de institucionalidad” expresa la funcionaria, que es antropóloga. “El Estado no existe, perdió el control territorial a lo largo de muchos años. De este proceso son, más o menos, treinta años desde la última dictadura que termino en 1985”, añade.
“Las pandillas están muy armadas. Las armas llegan de Estados Unidos y la estimación de circulación de armamento es de, aproximadamente, quinientas mil armas.”, remarca. Según la Gendarmería haitiana, que se encarga de la seguridad del embajador argentino, César Alberto Faes, en el país, el poder de fuego de las bandas criminales es superior al de la policía.
Visión compartida
En cuanto a la posición del gobierno con respecto a la situación del país, la presidenta del ACIAH dice que hay una visión compartida entre la oposición y el oficialismo haitianos. “Hay un consenso sobre el diagnóstico de la situación y sobre la necesidad de que haya un mínimo acuerdo entre las fuerzas de oficialismo actual, que está muy debilitado y las oposiciones”, explica. También, se estableció la necesidad de la ayuda internacional.
La falta de legitimidad del Estado haitiano se puede vislumbrar en la designación del actual primer ministro, Ariel Henry, que fue designado por el anterior, Jovenel Moise, dos días antes de ser asesinado en julio del 2021 por un grupo armado. “El primer ministro no tiene mucha legitimidad porque, para la designación de los ministros, se requiere de una validación del Parlamento, pero el Parlamento no funciona hace más de un año”, explica Frederic.
Pero según la antropóloga, no todo está perdido. “Hay islas de vitalidad colectiva en Haití. Fuimos a ver una comunidad agrícola que está haciendo un trabajo de recuperación de fertilidad de la tierra y están produciendo hortalizas” dice Frederic. “Hay deseos de transformar a la sociedad, pero es muy difícil el diálogo, el acuerdo, la conversación y los niveles de violencia son muy altos. La gente está aterrorizada”, agrega.
Poca ayuda internacional
Sin embargo, Haití no ha recibido demasiado auxilio internacional en el último tiempo. “Somos unas de las primeras delegaciones internacionales que llega en tres meses.”, expresa Frederic. En el marco de la presidencia pro tempore de la argentina de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la cancillería tiene la misión de diagnosticar la situación humanitaria haitiana. Con toda esta información estamos trabajando en un informe para que nuestro ministro de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero, construya una posición fundada para el diálogo con el resto de los países de la CELAC”, explica Frederic
Informe: Sofía Troiano