En los primeros días de marzo de 1974, Robert Fulton, un operario de la fábrica de Rollys-Royce ubicada en la localidad escocesa de East Kilbride, a poco más de diez
La agenda conservadora revivió con fuerza para responder a las últimas decisiones del máximo tribunal, que van a contramano del sector agropecuario y las iglesias evangélicas.