A 23 días de las elecciones legislativas en España, la oposición de derecha sigue encabezando los sondeos, pero sus pactos regionales con la extrema derecha y las contradicciones derivadas de ellos, han dado aire al presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez.
Luego de que su formación, el Partido Socialista, y sus aliados de la izquierda radical sufrieran una debacle en las elecciones municipales y regionales del 28 de mayo, Sánchez hizo una apuesta arriesgada y adelantó las generales, inicialmente previstas para finales de año: serán el 23 de julio.
El viernes, el Partido Popular (PP) y Vox anunciaron un acuerdo para dirigir en coalición la región de Extremadura, el tercero de este tipo después del de Castilla y León, desde el año pasado, y Valencia, una de las regiones más ricas del país, donde el acuerdo se alcanzó a mediados de junio.
Además de esas tres regiones –de las 17 que tiene España–, ambos partidos cerraron un pacto en el archipiélago mediterráneo de Baleares, para que los conservadores gobiernen en solitario pero con el apoyo de Vox en el Parlamento regional.
Volantazo
En un primer momento, la futura presidenta regional de Extremadura, María Guardiola, llegó a excluir un acuerdo con Vox porque «niega la violencia machista», un flagelo que deja decenas de mujeres muertas anualmente en España y cuyo combate es causa nacional desde hace unos 20 años. Pero, bajo presión de la dirección nacional del PP, Guardiola dio un volantazo y pactó. «Mi palabra no es tan importante como el futuro de los extremeños», aseguró.
Las contradicciones también brotaron alrededor de las celebraciones del Orgullo, ante las cuales el PP publicó un manifiesto en el que subrayó su «compromiso con todo el colectivo LGTBI, siempre». Pero al mismo tiempo, en municipios gobernados por el PP y Vox no fue colocada, como de costumbre, la bandera arcoíris en edificios públicos, a solicitud de la extrema derecha.
La pregunta es si estas controversias harán mella en la popularidad del PP, al frente en las encuestas. Según una media de sondeos del diario El País, el PP obtendría un 33% de los votos, los socialistas un 26 o 27%, Vox un 14% y Sumar (coalición de partidos situados a la izquierda de los socialistas) del 13 al 14%. Las encuestas coinciden en que el PP ganará pero sin mayoría absoluta en el Congreso, lo que le obligaría a negociar con Vox para asegurársela.
«Golpe estratégico»
El entorno de Pedro Sánchez da por sentado que el próximo gobierno sólo podrá ser de coalición: socialistas y Sumar o PP y Vox. Y confía en que, a diferencia de lo ocurrido en las municipales y regionales pasadas, el 23 de julio habrá una fuerte movilización del electorado de izquierda ante el temor de ver entrar en el gobierno a la extrema derecha.
El Ejecutivo de izquierda también saca pecho de su balance económico, con buenos datos conseguidos en los últimos tiempos, como la inflación, que en junio se ralentizó a 1,9%, frente al 3,2% de mayo, lo que hizo de España el primer gran país de la Unión Europea en bajar su inflación por debajo de la barrera del 2%.
Sánchez también ha cambiado de estrategia comunicacional y ha emprendido una intensa gira por estudios de grandes cadenas de televisión y radio. El líder socialista hace «una campaña más personal» que busca mostrar «otro ángulo (de su personalidad) al que no estábamos acostumbrados», declaró Paloma Román, doctora en ciencias políticas de la Universidad Complutense de Madrid. Según ella, es «un golpe estratégico» que le ha permitido «tomar la iniciativa» de la campaña frente al jefe del PP, Alberto Núñez Feijóo, a quien ha puesto a la defensiva, si bien sigue liderando las encuestas.