Este martes, el Gobierno talibán de Afganistán prohibió a las mujeres trabajar en los centros comerciales del país. Además, «estableció un plazo de 10 días para el cierre de los salones de belleza femeninos«, comunicó el canal de televisión emiratí Al Arabiya.
El anuncio supone una nueva restricción contra las mujeres, quienes desde la llegada al poder de los talibanes, tras la salida de las tropas estadounidenses el 30 de agosto de 2021, fueron perdiendo numerosos derechos.
La prohibición de este martes, de hecho, tiene lugar semanas después de que Kabul ordenara a las ONG locales e internacionales suspender la contratación y el trabajo del personal femenino y vetara el estudio de alumnas en las universidades públicas y privadas del país por «violar las leyes del Islam», medidas que recibieron el repudio de distintos organismos.
El domingo pasado, el representante adjunto de Naciones Unidas para Afganistán, Markus Potzel, se reunió con el ministro talibán en funciones para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, Mohamed Jalid Hanafi, y le reclamó el inmediato cese del veto a la educación de las mujeres y su trabajo para las ONGs.
Según un comunicado de la Misión de la ONU en Afganistán (Unama), Potzel trasladó al ministro talibán que estas prohibiciones son un «acto de discriminación contra las mujeres» que están impidiendo que los afganos reciban una ayuda imprescindible para sobrevivir».
En el encuentro, Potzel también le recordó el impacto que estos vetos están teniendo en la economía afgana, por lo que solicitó al ministro que contemple «su levantamiento urgente».
Previo a esa reunión, Potzel mantuvo otra con el ministro de Educación Superior talibán, Mohamed Nadim, considerado como uno de los representantes más extremistas del movimiento fundamentalista, a quien también solicitó el levantamiento urgente de las prohibiciones que, según la Unama, podrían abrir una «nueva era de crisis en el país».