La exalcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, se impuso con holgura en la encuesta que definió la candidatura presidencial del gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena). El triunfo de Sheinbaum, con cerca del 40 por ciento de intención de voto, confirma que dos mujeres disputarán por primera vez la presidencia de México, ya que el domingo pasado la senadora Xóchitl Gálvez fue ungida como candidata de una coalición de partidos opositores y por el momento no se vislumbra un tercer postulante.
Este proceso de encuesta, inédito en la historia de México, se tensó luego de que uno de los principales aspirantes, el excanciller Marcelo Ebrard, cuestionara la validez del proceso y exigiera su repetición horas antes de que se proclame al ganador.
Cortocircuitos
«Hemos terminado un proceso histórico, inédito para la democracia de nuestro país», aseguró Mario Delgado, presidente nacional de Morena, al presentar los resultados que surgieron de cuatro encuestas privadas y una realizada por el propio partido. En lo que pareció un tiro por elevación a Ebrard, Delgado destacó que «el proyecto de nación está antes que cualquier aspiración personal» y agregó: «Muchos se equivocaron pensando que se iban a repetir las mismas prácticas de siempre, pero no. No más tapados, no más imposiciones».
«El pueblo sabio ha elegido a la compañera Claudia Sheinbaum para coordinar los Comités de Defensa de la Transformación rumbo a 2024», anunciaron las redes sociales de Morena apenas se conocieron los resultados de la encuesta. Más temprano Ebrard había denunciado «inconsistencias» en el 14 por ciento de los formularios de encuestas. «Si no se repone el procedimiento, si no se hace bien esta encuesta, pues entonces no estamos cumpliendo los objetivos que nos hemos planteado, así me favorezca», dijo Ebrard, quien alcanzó el 25 por ciento ubicándose segundo en la encuesta del partido oficialista.
Ebrard elevó sus críticas al proceso interno, que empezó en junio y en el que antes acusó a funcionarios de Morena, del gobierno federal y de la Ciudad de México de usar recursos para movilizar a votantes a favor de Claudia Sheinbaum. «El lunes vamos a decir que camino tomamos», sostuvo el excanciller en una entrevista radial mientras el resto de los precandidatos estaban reunidos en un hotel de Ciudad de México para conocer el resultado de la encuesta.
Las fricciones entre Ebrard y Sheinbaum representan una prueba de unidad para Morena, favorito para los comicios de 2024, mayoritario en el Parlamento y gobernante en 23 de los 32 estados mexicanos. Muy popular, el presidente Andrés Manuel López Obrador se jactó el martes de no haber «inclinado la balanza» a favor de ningún aspirante.
«Se acabó el dedazo», dijo López Obrador en alusión a la designación del candidato presidencial. «Al final son los ciudadanos los que van a decidir, entonces tomaron en cuenta mis recomendaciones y ya, todo ha marchado bien y espero que hoy que den a conocer el resultado yo me entere como ustedes», declaró el mandatario en su rueda de prensa matutina.
«Hija del 68» contra «liberal progresista»
El duelo entre Sheinbaum y Gálvez promete ser un choque de orígenes, personalidades y estilos. Nieta de abuelos judíos provenientes de Bulgaria y Lituania, Sheinbaum exhibe un talante reservado y prudente, sin carisma según sus adversarios. «Soy hija del 68», dice la exalcaldesa, quien reivindica la herencia de las luchas sociales y no haber pertenecido jamás al PRI, el viejo partido hegemónico durante 70 años en el siglo XX.
Procedente de la burguesía intelectual capitalina, Sheinbaum promete continuar las políticas de López Obrador, limitado a un único mandato de seis años, según la Constitución. Afirma que defenderá a los más pobres, incluyendo a las comunidades indígenas, y celebra los buenos resultados macroeconómicos del actual gobierno,.moneda fuerte y finanzas equilibradas.
Vestida a menudo con prendas de tradición indígena, la opositora Gálvez, de 60 años, es originaria de un pueblo del central estado de Hidalgo. Xóchitl (flor en idioma náhuatl) nació en una familia pobre, de padre indígena otomí y madre mestiza. Ingeniera y emprendedora exitosa, Gálvez no duda en salpicar sus discursos de palabrotas. «Mi regla de oro: no quiero rateros, ni huevones, ni pendejos», repitió el lunes en una entrevista al día siguiente de su designación.
Gálvez se declara liberal y progresista, sintetizando el ideario de los tres partidos que la respaldan: el liberalismo económico del derechista PAN, el ideal de justicia social del izquierdista PRD y la herencia institucional del PRI. «Conmigo no habrá vuelta atrás a los derechos ganados, tanto de la comunidad LGBTQ+ y de las mujeres», prometió.
El aborto fue despenalizado por completo este miércoles por la Suprema Corte de Justicia, mientras el matrimonio igualitario es legal en los 32 estados. Combativa, Xóchitl cree que puede recuperar terreno después de haber despertado y unificado a la oposición en apenas dos meses de campaña.
Aunque Gálvez debía enfrentar el domingo en una consulta pública a la senadora del PRI Beatriz Paredes, la priista renunció el miércoles tras difundirse una encuesta oficial de la alianza opositora que daba el 57,6 por ciento de las preferencias a Gálvez. Por ese motivo el frente canceló la votación y, en su lugar, convocó a un acto el domingo pasado en la capital mexicana para entregarle la constancia de ganadora a Gálvez.