El expresidente Pervez Musharraf, el último gobernante militar de Pakistán y aliado de Estados Unidos en la lucha contra Al Qaeda luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001, falleció en Dubai a los 79 años al cabo de una larga enfermedad. Musharraf llegó al poder en Pakistán mediante un golpe de Estado en 1999 y permaneció en él hasta 2008.
El presidente paquistaní, Arif Alvi, rezó «por el eterno descanso del alma del fallecido y para que la afligida familia reciba el valor necesario para soportar esta pérdida». Musharraf estaba siendo tratado en Dubai por amiloidosis, una rara enfermedad que altera el funcionamiento de los tejidos y provoca disfunciones.
Musharraf, percibido inicialmente como un moderado, se consolidó como el principal aliado regional de Estados Unidos en la lucha contra Al Qaeda, la red yihadista que cometió los atentados del 11-S contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Escapó al menos a tres intentos de asesinato de la organización.
Musharraf lideró un golpe de Estado en 1999 contra Nawaz Sharif, que quiso destituirlo tras haberlo nombrado jefe del Ejército un año antes. El 20 de junio de 2001 se convirtió oficialmente en presidente de Pakistán hasta su renuncia en agosto de 2008.
Durante sus nueve años en el poder la economía de Pakistán creció, los medios de comunicación se liberalizaron y el Ejército jugó la carta del apaciguamiento frente a su rival India.