El argentino Guido Croxatto, director del Instituto Latinoamericano de Criminología y Desarrollo Social, acaba de convertirse en nuevo abogado del expresidente de Perú, Pedro Castillo. Se encargará de su defensa a nivel internacional y cree fervientemente que Castillo «se estaba defendiendo de un golpe de Estado» el día en que el mandatario decidió disolver el Congreso. Croxatto atiende a Página/12 luego de visitar a Castillo en el penal de Barbadillo, en el distrito limeño de Ate, donde permanece en prisión preventiva por 18 meses acusado de rebelión y conspiración.
En el mismo penal en el que también está recluido el expresidente Alberto Fujimori, Croxatto le obsequió a Castillo un ejemplar del Martín Fierro de José Hernández, incluyendo en la dedicatoria una de sus frases célebres: «Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera». El abogado especialista en derechos humanos confiesa que Castillo agradeció el gesto y le dijo al oído, para que los guardias no lo escuchen: «El golpe de Estado empezó el primer día de mi gobierno. De todos los discursos que tenía el siete de diciembre, leí el más suave. Era lo que el pueblo me pedía».
Croxatto asegura a este diario que Castillo le pidió que hable con los abogados de Luiz Inácio Lula da Silva, Gustavo Petro y Evo Morales, recurra a tribunales internacionales y vaya a muchas universidades de Perú como Cajamarca, Ayacucho y Puno para conocer a las bases populares de su movimiento. El letrado llegó hace a dos semanas a Perú con su maestro, el exjuez de la Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni, en una gira extensa en la que mantuvieron reuniones con juristas, congresistas, activistas de derechos humanos y recibieron distinciones en distintas universidades del país. «Vinimos con la idea de poner el cuerpo», resalta el abogado argentino.
– ¿Cómo fue el viaje hasta el penal de Barbadillo?
– Fue muy difícil verlo a Castillo. Todos los abogados mandaron notas para que el Instituto Nacional Penitenciario del Perú nos dejara entrar. Finalmente lo logramos. Intentamos ingresar con Zaffaroni pero no pudimos, él se volvió a Argentina pero yo me comprometí a no irme de Perú sin ver a Castillo, y (la congresista) Pasión Dávila y (el abogado) Wilfredo Robles hicieron todas las gestiones para que lo pueda ver. Me pusieron como abogado ante la Corte Suprema, por lo que ya fui designado en la defensa del expresidente.
– ¿Y cómo lo viste a Castillo?
– Lo vi entero, seguro, serio. Me hablaba muy bajito, al oído para que los guardias no escucharan. Castillo es una persona simple. Se disculpó conmigo por solo poder ofrecerme un vaso de agua. Tiene el agua en bidones. No tiene ventana. La luz entra por la puerta. Lo vigilan con drones. Tiene una huerta donde él personalmente cultiva papas, ají, porotos pallares y frijoles. El sol es tremendo. El penal de Barbadillo está en el trayecto a la sierra.
– ¿Qué opina el expresidente de lo que está pasando en Perú?
– Él cree que hay una dictadura, que ya no existe la democracia en Perú. Que están matando al pueblo, que los campesinos abandonan sus casas para venir a protestar a Lima pero no tienen dónde quedarse. Cuando se refugiaron en la Universidad de San Marcos, la policía entró con tanques y esposó a los estudiantes contra el piso. Esa imagen es una vergüenza. A un camarógrafo español del diario El País lo vi un día, al día siguiente me vino a hacer fotos y tenía todo el ojo roto porque el impacto de un perdigón. Al lado suyo había una persona que murió en la ultima marcha.
– La represión a las protestas ya deja más de 60 muertos. ¿Crees que Dina Boluarte va a ser juzgada?
– Por supuesto que va a ser juzgada por los crímenes que está cometiendo su gobierno. No hay libertad de expresión ni libertad académica en Perú: a los estudiantes que detuvieron en Ayacucho les sacaron los libros de derecho penal de la mochila. Es un papelón lo que está pasando. Hay censura, hay persecución ideológica, hay abuso de autoridad, hay prisiones preventivas que son ilegales. Es un gobierno que reprime estudiantes, campesinos, gente pobre. El gobierno de Boluarte usa una ley antiterrorista de Fujimori para perseguir estudiantes y meterlos presos. Me pareció muy increíble estar en la cárcel
donde Fujimori está vivo y preso, pero se sigue aplicando una ley suya.
– ¿La salida de la crisis pasa por adelantar las elecciones?
– Yo creo que la crisis se va a solucionar cuando renuncie Dina Boluarte, se juzguen sus crímenes, haya libertad de expresión y se adelanten las elecciones. Pero también se debe tomar en serio la discusión por la nueva Constitución, que es una demanda de gran parte del pueblo peruano. A su vez hay mucho miedo de hablar. Los organismos de derechos humanos no están comprometidos y gran parte de la prensa no está alzando la voz para denunciar lo que pasa en Perú. Hay un cerco mediático muy fuerte.
– ¿Por qué decidiste asumir la defensa de Pedro Castillo?
– Me pidieron que me ocupe de la estrategia regional e internacional para generar apoyo jurídico y político a Castillo. También me pidieron un dictamen jurídico para la parte interna. Zaffaroni hizo el suyo y yo voy a hacer el mío por separado, porque tengo una visión mas crítica aún que la de Zaffaroni: él habla de una tentativa inidónea del delito de rebelión, que no llega a consumarse. Yo creo que Castillo se estaba defendiendo de un golpe de Estado que le estaban haciendo a él. Son dos estrategias distintas y la mía es mas enfática, por eso Castillo me terminó eligiendo a mí como abogado.
– La justicia peruana interpretó el cierre temporal del Parlamento y el establecimiento de un gobierno de excepción como un intento de golpe de Estado. Vos de alguna forma invertís esa acusación…
– Exacto, doy vuelta el argumento. El golpe de Estado se lo hicieron a él. En todo caso si alguien le cree a la Corte Suprema y cree que Castillo se estaba fugando, entonces ya no hay flagrancia. Y si no hay flagrancia no puede estar preso. Y hay que hacerle el antejuicio político para que tenga derecho a defenderse.
– ¿Pero no te parece que hubo algo de torpeza en la actitud de Castillo?
– No. El Congreso tiene un siete por ciento de aprobación popular, nadie lo apoya. Castillo cree que ese Congreso es responsable de toda la corrupción del sistema político peruano, entonces quería disolverlo para generar una Asamblea Constituyente para renovar la clase dirigente peruana. Yo creo que él hizo una proclama política, no una revolución. Y el discurso además se lo dieron las bases. Era plenamente consciente de lo que estaba diciendo. Él se reconoce víctima de un golpe de Estado. Me dijo que el golpe empezó el primer día de su gobierno, y que de los siete discursos que tenía para dar el siete de diciembre leyó el mas liviano. Era totalmente consciente de lo que decía y cree que todo el sistema político y judicial peruano es racista, clasista y corrupto. Lo único que quería era combatir eso, no dar un golpe.