Las autoridades de Pakistán elevaron este lunes a 54 la cifra de muertos en el atentado suicida perpetrado el domingo durante una concurrida reunión del partido religioso Jamiat Ulema-i-Islam (JUI-F) en el norte del país, que fue reivindicado por el grupo terrorista Estado islámico.
“El número de muertos ha llegado a 54, mientras que alrededor de 80 heridos están recibiendo tratamiento en diferentes hospitales», dijo el jefe de Policía Niaz Mohammed de la comisaría de Khar, donde ocurrió el ataque.
El ataque fue reivindicado por el Estado Islámico de Khorasan, rama regional del grupo terrorista, que ya había atentado en múltiples ocasiones contra líderes y trabajadores del JUI-F en el pasado.
Ataque a clérigos pro-talibanes
El jefe de Policía indicó que investigadores del Departamento de Lucha contra el Terrorismo (CTD) y otras agencias, están realizando la investigación en el lugar de la explosión, donde encontraron varios materiales que fueron empleados para fabricar los explosivos. “Se han recopilado algunas pruebas de la escena que sugieren que se utilizaron entre diez y doce kilogramos de explosivos”, detalló Mohammed. Y señaló que habían arrestado hasta el momento a tres sospechosos, de los que sin embargo desconocían su grado de implicación en el ataque. Varios grupos e instituciones se unieron a la condena de este ataque, incluido el principal grupo talibán paquistaní, el Tehreek-e-Taliban Pakistán (TTP).
Kabul repudia el hecho
El Gobierno de los talibanes de Afganistán, que comparte vínculos con el JUI-F, también se unió a la condena por este ataque, informó el principal portavoz de los fundamentalistas, Zabihullah Mujahid, en Twitter. El JUI-F está dirigida por el clérigo y político Fazlur Rehman, quien escapó de al menos dos ataques con bomba en 2011 y 2014. Rehman es un firme partidario del Gobierno talibán afgano.
El Estado Islámico reivindicó el pasado marzo un ataque suicida que dejó diez muertos en el sur de Pakistán, entre ellos nueve oficiales de policía. Y en enero protagonizó uno de los peores atentados contra las fuerzas de seguridad en ese país con un centenar de muertos y más de 50 heridos. Pakistán experimentó un aumento de la violencia armada desde la llegada al poder de los talibanes afganos en Kabul en agosto de 2021, que reactivó los ataques de sus hermanos ideológicos paquistaníes, especialmente en las provincias fronterizas con Afganistán de Khyber Pakhtunkhwa y Baluchistán.
Pakistán sufrió 271 ataques militantes durante la primera mitad del año, en los que 389 personas fallecieron y otras 656 resultaron heridas, según un informe publicado a principios de julio por el Instituto de Estudios de Seguridad y Conflictos de Pakistán. Se trata de un incremento significativo de las cifras en comparación al mismo periodo de 2022, cuando Pakistán sufrió 151 ataques que causaron 293 muertos y 487 heridos.