Desde Santiago
En un nuevo intento por ordenar su gobierno, el presidente Gabriel Boric nombró en el Ministerio Secretaria General de la Presidencia (Segpres) a Alvaro Elizalde del Partido Socialista. El cargo, que es el nexo entre el Ejecutivo y el Congreso, ya había sido ocupado sin éxito por Giorgio Jackson (amigo del presidente y compañero de luchas estudiantiles desde 2011) y luego, por Ana Lya Uriarte, exministra de los gobiernos de Michelle Bachelet. De hecho, esta última presentó una larga licencia médica, producto de un cuadro de anemia, consecuencia generada por la covid-19, aunque también se asocia —siempre en en voz baja— con problemas en el ejercicio de su cargo. Lo concreto es que finalmente presentó su renuncia y es la primera vez desde 1990 que un ministerio tiene tantos cambios seguidos. El acto de designar a alguien que viene justamente del Senado es una señal de que se necesita generar acuerdos en el Congreso para salir adelante.
El Partido Socialista se empodera
La llegada del nuevo ministro marca un hito en la distribución de poderes ya que le quita a la coalición Apruebo Dignidad, integrada por los partidos del Frente Amplio a la que pertenece el mismo Boric y el Partido Comunista y le suma al Socialismo Democrático, situado a la centroizquierda del espectro político chileno, formado por el PS, el PPD y entre otros partidos de la exConcertación que gobernó a Chile desde el retorno de la democracia en 1990 hasta 2010.
De hecho, Elizalde fue uno de los primeros actores políticos de ese mundo en llamar a votar por Boric tras el triunfo del candidato de extrema derecha José Antonio Kast en la primera vuelta de las elecciones de 2021. Boric no tuvo problemas en integrarlos en su inicial diseño de gobierno, algo que generó cierta molestia en la interna de Apruebo Dignidad que se hizo más pública cuando el comunista Hugo Gutiérrez señaló irónicamente no conocer que existiese un acuerdo con la exConcertación, agregando: “Pero bueno, no puede uno menos que felicitar al Partido Socialista. Qué manera de ganar perdiendo”.
Gutiérrez, que participó en el fallido primer proceso constituyente que escribió una propuesta constitucional rechazada por casi un 61,89% de los chilenos el año pasado, quizá se estaba adelantado a la actitud que tendría el PS frente al gobierno, al apoyarlos públicamente pero no con toda la resolución necesaria, deslizando críticas en los medios o plegándose tibiamente al proceso constituyente. Es entendible: la nueva constitución proponía eliminar el Senado, y no tenía lógica que Elizalde y otros senadores socialistas apoyaran su propia autodestrucción.
El gabinete deja de ser paritario
Por otro lado, esta elección causó malestar en la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana (de Convergencia Social perteneciente al Frente Amplio) quien alertó que “el gabinete deja de ser paritario”. En efecto, de un equipo ministerial de 12 hombres y 12 mujeres, la proporción ahora es de 13 y 11. Un cambio producto de circunstancias extraordinarias, claro está pero que no fue pasado por alto por Orellana. “Me parece que es un hecho indesmentible por las matemáticas de la cuestión. Pero también creo que es indesmentible que hemos hecho nombramientos paritarios en todas las empresas públicas del Estado (…) a mí no me queda nada más que manifestar mi deseo de que podamos volver a equilibrar las cuestiones de acuerdo al compromiso que tenemos con la igualdad de género”.
Aunque de todas formas apoyó a Elizalde en su nueva tarea, aprovechó de adelantar lo que se le viene encima: “espero que el trabajo que lleve a cabo la Segpres siga siendo de apoyo al avance del programa de gobierno, de buscar acuerdos, como los hemos conseguido en 40 horas, salario mínimo, reparación de víctimas de femicidio, para que, independiente de la situación en el Congreso, podamos hacer avanzar al país”.
Elizalde le respondió: “El gobierno del Presidente Boric está comprometido con la paridad y de la historia de Chile es el gobierno que ha tenido a más mujeres en responsabilidades relevantes. En todo caso, comparto las declaraciones de la ministra de la Mujer, ella hace ver un punto que es muy relevante y por lo demás su rol es velar por este tipo de planteamientos”
Elizalde: a la primera línea política
Lo primero que hizo el flamante ministro es gestionar reuniones con diversos actores políticos, entre ellos el presidente del senado Juan Antonio Coloma (UDI) y su homólogo de la cámara de diputados Vlado Mirosevic (Partido Liberal), ambos representantes de los dos espectros políticos que no logran ponerse de acuerdo. Su expertiz, producto de una larga carrera política, donde fue ministro Secretario General de Gobierno durante el segundo gobierno de Bachelet y en el primero, Superintendente de Seguridad Social, le otorga cierto dinamismo a su gestión que sin duda Boric agradecerá.
Representante de la generación “intermedia” de la Concertación, Elizalde es un abogado de la Universidad de Chile y hasta el martes senador por la zona del Maule. Le quedaban aún tres años en el Senado pero decidió tomar este cargo que, de alguna manera lo posiciona incluso como candidato presidencial —algo que jamás ha ocultado— pero también como una forma de demostrar sus capacidades políticas en un entorno donde el gobierno es minoría y se deben lograr sacar adelante las leyes.
Fue el mismo presidente quien este jueves habló sobre el nuevo ministro: “revisamos los ejes de lo que tiene que ser su gestión, cuáles son los primeros desafíos, los diferentes diálogos que ya ha estado desarrollando incluso durante el día y le he encargado tender puentes con todas las fuerzas políticas democráticas que tienen como norte el bien de Chile”.
Y para cerrar Boric lanzó una frase que parafrasea a la de Alberto Hurtado, célebre santo jesuita chileno quien hablaba de “dar hasta que duela” para hacerle entender a las clases acomodadas del Chile de inicios del siglo XX la doctrina social de la Iglesia de entonces. “Acá tenemos que dialogar hasta que duela y nuestro objetivo como Gobierno es poder encontrar esos acuerdos que nos permitan mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo». ñ