El premier nacionalista húngaro, Viktor Orbán, se mostró con una bufanda de la «Gran Hungría» durante un partido de fútbol, en un gesto que provocó la reacción de los países vecinos de Austria, Eslovaquia, Rumania, Croacia, Serbia y Ucrania, quienes exigieron una disculpa pública.
La vestimenta que causó indignación hace referencia al antiguo Imperio austrohúngaro, que fue desintegrado tras la finalización de la Primera Guerra Mundial. La separación de los territorios se completó tras la firma del Tratado de Trianón, el 14 de junio de 1920, y desde entonces sectores nacionalistas húngaros reivindican el regreso de la «Gran Hungría».
«La promoción de ideas revisionistas en Hungría no contribuye al desarrollo de las relaciones ucraniano-húngaras y no se corresponde con los principios de la política europea«, publicó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano, Oleg Nikolenko, en Facebook.
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores rumano manifestó: «Cualquier manifestación revisionista, independientemente de la forma que adopte, es inaceptable, contraria a las realidades actuales y a los compromisos asumidos conjuntamente por Rumania y Hungría«.
Otros gestos polémicos de Orbán
No es la primera vez que el primer ministro húngaro, un referente mundial de la ultraderecha, está en el centro de una discusión. En julio de este año causó indignación por referirse a «la mezcla» entre europeos y no europeos: «Estamos dispuestos a mezclarnos unos con otros, pero no queremos convertirnos en pueblos mestizos«, delizó en un acto frente a la comunidad húngara de Rumania.
El episodio provocó la renuncia de una de sus colaboradoras más cercanas, Zsuzsa Hegedus, que escribió en su carta de dimisión: «No sé cómo no se dio cuenta de que el discurso que pronunció es una diatriba puramente nazi digna de Joseph Goebbels«, en referencia al jefe del ministerio de propaganda de Adolf Hitler.
Por otra parte, el líder del partido Fidesz-Unión Cívica Húngara es cuestionado por su política conservadora y anti inmigrante. En 2010, incorporó a la Constitución «los valores de la familia y el matrimonio» y, en 2021, el Parlamento sancionó una ley que multa a quienes hablen de homosexualidad frente a menores de edad.