Azerbaiyán lanzó este martes una operación militar en Nagorno Karabaj, tres años después del conflicto anterior, y pidió la retirada «total e incondicional» de su rival armenio de este enclave montañoso del Cáucaso en disputa desde hace tres décadas. El gobierno armenio asegura que no tiene tropas en Nagorno Karabaj y calificó la ofensiva de «limpieza étnica». Los combates dejaron al menos 25 muertos en el bando armenio, incluidos dos civiles, y otro civil fallecido en las filas azerbaiyanas, según reportes de ambas partes.
La presidencia azerbaiyana pidió a las fuerzas separatistas armenias que depongan las armas e «icen la bandera blanca» antes de sentarse a negociar «con los representantes de la población armenia de Karabaj» en Yevlax, una ciudad azerbaiyana. Antes de esta exigencia de capitulación por parte de Bakú, las autoridades regionales del enclave en disputa habían pedido un alto el fuego inmediato y negociaciones.
Las autoridades separatistas de Nagorno Karabaj indicaron que varias ciudades del enclave, incluida la capital regional Stepanakert, son objeto de «disparos intensos» contra infraestructuras civiles. Los combates tienen lugar «en toda la línea del frente» y el ejército azerbaiyano ataca con «disparos de artillería y misiles, drones ofensivos y aviones de combate», informó el ejército del enclave separatista.
«Limpieza étnica»
Según el Defensor del Pueblo del territorio separatista, Guegam Stepanián, la operación militar causó al menos 25 muertos y 138 heridos, saldo al que Bakú sumó un civil azerbaiyano muerto. El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, sostuvo que se trata de una «operación terrestre de limpieza étnica» de los armenios del territorio, con el fin de tomar bajo control azerbaiyano posiciones y localidades karabajíes que Bakú aún no controla.
La Cancillería de Armenia emitió un comunicado en el que culpó al «fracaso de los actores internacionales a la hora de levantar el bloqueo y prevenir el genocidio en Nagorno Karabaj». El Centro de Información de Nagorno Karabaj señaló que «la parte karabají se dirige a Azerbaiyán con el llamamiento del cese inmediato de las hostilidades y el arreglo de la situación actual en la mesa de las negociaciones».
La presidencia de Azerbaiyán puso como condición para sentarse a negociar con «representantes de los armenios» en Nagorno Karabaj y el cese de la operación militar que «las Fuerzas Armadas armenias depongan las armas» y que el «régimen ilegal» creado en territorio azerbaiyano se disuelva.
En las inmediaciones de la sede del gobierno armenio, varios cientos de manifestantes protestaron contra la operación iniciada por Azerbaiyán. Algunos manifestantes intentaron romper el cordón policial y acceder al edificio que se encuentra en el centro de la capital armenia, Ereván. La policía reprimió con granadas aturdidoras a los manifestantes que, además de condenar a Azerbaiyán, pedían la renuncia del primer ministro armenio, a quien acusan de inacción.
Repudio a la violencia
Rusia, que expresó su profunda preocupación por la «brusca» escalada de la situación y llamó a frenar las acciones militares y retornar a la senda del arreglo político-diplomático, señaló que las tropas de paz rusas recibieron información sobre la operación azerbaiyana pocos minutos antes del inicio. La diplomacia armenia instó a los pacificadores rusos a tomar «medidas claras e inequívocas para poner fin a la agresión», y llamó igualmente al Consejo de Seguridad de la ONU y a sus socios internacionales a reaccionar ante la agresión de Bakú.
El alto representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Josep Borrell, pidió a Azerbaiyán que ponga fin a las actividades militares, al igual que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, conversaron con Pashinián. El primero le trasladó su intención de convocar una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, mientras que el segundo subrayó la «inadmisibilidad del uso de la fuerza y la necesidad de desescalar la situación mediante mecanismos internacionales».
En la capital azerbaiyana, los ministros turcos de Defensa y Exteriores hablaron con sus pares azerbaiyanos y afirmaron que «Turquía, al igual que siempre, está del lado de Azerbaiyán». Nagorno Karabaj es una de las regiones más minadas de la antigua Unión Soviética. Sus explosiones matan regularmente, pero los servicios de seguridad azerbaiyanos creen que fue un grupo de «saboteadores» separatistas armenios quienes colocaron estas minas, cometiendo un acto de terrorismo.
Ambos pueblos están enfrentados desde 1988 por el control de ese enclave, que pertenece a Azerbaiyán pero está poblado por unos 120 mil armenios. El conflicto anterior, en 2020, terminó con una derrota militar de Armenia, que tuvo que ceder territorios en Nagorno Karabaj y sus alrededores a Azerbaiyán.