Desde Santiago
A un año de asumir como presidente de Chile, Gabriel Boric finalmente anunció que habrá cambio de gabinete para este viernes. Una medida que tiene a la mayoría de los ministros inquietos, ya que las evaluaciones de desempeño y de conocimiento de la ciudadanía de sus roles han estado más bajas de lo esperado. Una determinación que coincide con la primera gran derrota política de la temporada: el rechazo de la Cámara de Diputados a la idea de legislar el proyecto de reforma tributaria con el que buscaba financiar su programa de gobierno, incluyendo iniciativas emblemáticas como la reforma al sistema de pensiones.
Un error que sería capital en este proceso fue una previa discusión entre el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila -uno de los mal evaluados- con la diputada Viviana Delgado (Comité Ecologista Verde) que la llevó a la enfermería del Congreso por una descompensación. Un incidente altamente difundido por los medios chilenos y que terminó con el partido rompiendo relaciones con el gobierno, debido a la actitud alterada del ministro, según acreditan testigos. Esto se tradujo en tres votos menos (incluyendo la propia Delgado).
Boric indignado
En cadena nacional, el presidente fue más confrontativo que de costumbre, el enroscarle estos resultados a la derecha. “Cuando el país comienza a mostrar señales de recuperación, cuando empezamos a salir adelante de una crisis larga, nuevamente hay un sector que intenta hacer que las cosas no cambien. Dejar las cosas tal cual y cómo están. Parece que no aprendemos de las lecciones del pasado. Parece que el objetivo de algunos es golpear al gobierno e impedir los cambios”, señaló para luego exponer a quienes esta medida finalmente afectará: “No es al gobierno a quien golpean o le propinan una derrota, sino a millones de chilenos y chilenas que llevan años esperando un país más justo”.
Incluso parafraseó al experimentado ministro de hacienda Mario Marcel —que también sufrió su primera derrota— señalando que esto “es una buena noticia” para “quienes eluden impuestos de manera impune y vergonzosa y quienes los asesoran”. Su indignación, sin embargo, se canalizó en la actitud de quienes se negaron a discutir una reforma que podría haber sido mejorada y que deberá volver a ser presentada, con evidentes modificaciones, recién un año más tarde
“Lamentablemente en estos episodios salen a relucir las diferencias más duras entre los sectores políticos que terminan en el peor sinsentido y que le hacen mal a los chilenos y chilenas. Quiero invitar a que esta fractura no nos domine y a que la superemos. Quiero que sepan que ocuparé todo mi liderazgo y pondré a todo mi gobierno a trabajar para construir una mayoría que sí haga posible esta reforma”.
Cirugía mayor ministerial
Desde la semana pasada que está instalado un escenario —con tarimas incluidas— dentro de La Moneda. Esos sirvieron para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y se movieron cerca de la oficina que ocupa Boric para la coronar el balance del primer aniversario del gobierno con una foto programado para la mañana de este sábado. Pero un día antes, tentativamente en el clásico Salón Montt Varas (el utilizado antes de la pandemia) se procederá a hacer el cambio de gabinete con los saludos, firmas y discursos protocolares.
Aunque esta cirugía mayor al núcleo del gobierno ha estado preparándose prácticamente todo el verano, entre incendios forestales y ministros interrumpiendo vacaciones para “habitar” sus cargos en medio de la crisis, ha sido manejado con discreción para evitar episodios como la filtración del comunista Nicolás Cataldo que inicialmente sería subsecretario del interior pero que al ser dado a conocer extraoficialmente —incluyendo tuits contra los carabineros— generó una presión tal por parte de la derecha que finalmente sde excluyó.
De todas maneras, los nombres que se han filtrado en los medios como “salientes” —aunque siempre suelen haber sorpresas— junto al de Educación, son los Ministerios de Cultura (Julieta Brodsky), Deportes (Alejandra Benado) y Minería (Marcela Hernando). Aunque se esperan otros ajustes y enroques de cargos, con el horizonte del nuevo proceso constituyente (casi sin participación ciudadana de momento) y los 50 años del Golpe de Estado.