La capital de Ucrania sufrió el lunes de madrugada un ataque con drones kamikazes, informó la administración militar de Kiev, que urgió a la población a acatar el alerta de ataque aéreo. «El enemigo está atacando la capital», dijo la administración en la red Telegram. «Hasta el momento, nueve drones VANT han sido derribados en el espacio aéreo de Kiev». El gobernador regional, Oleksiy Kuleba, escribió en su cuenta Telegram que «la región de Kiev ha repelido el tercer ataque ruso en una semana. Hay tres heridos y nueve casas dañadas». La ofensiva ocurrió horas después de que se reestableciera en Kiev el sistema de calefacción destruido en anteriores bombardeos. Estos ataques han vuelto a provocar graves cortes de energía en la capital, Kiev, informó DTEK, la compañía privada de electricidad. Estos cortes afectan además a diez regiones y la restauración del sistema puede llevar «mucho tiempo», agregó la empresa en Telegram.

Según el mando castrense, Rusia atacó Kiev en dos fases, una inicial que duró tres horas y otra posterior de 25 minutos. “La capital resistió varias oleadas de ataques Shahed de fabricación iraní. Se detectaron más de 20 drones enemigos en el espacio aéreo de Kiev. Las fuerzas de defensa antiaérea han destruido unos 15″, indicó el jefe de la administración militar.

Putin visitó Bielorusia

En paralelo a los ataques, Vladimir Putin llegó a Bielorrusia, principal aliado de Moscú en la campaña ucraniana, en medio de rumores de nueva ofensiva rusa que podría implicar de forma más directa a Minsk. «Nuestro objetivo hoy es hacer balance de la labor de nuestros gobiernos en distintos ámbitos, en primer lugar, el económico», dijo Putin al inicio de la reunión con el presidente Lukashenko.

Ante la propagación de informaciones sobre una nueva fase de las hostilidades en las que participarían tropas bielorrusas, el Kremlin dijo a través del portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, que «estas son especulaciones infundadas y absurdas». Para mandar un mensaje tranquilizador, Minsk anunció el fin de los ejercicios sorpresa lanzados la semana pasada para verificar la capacidad combativa de las Fuerzas Armadas del país. Pero no es un detalle menor que a Bielorusia haya viajado junto con la comitiva, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, quien sobrevoló el fin de semana el frente ucraniano en helicóptero e inspeccionó las posiciones rusas en el campo de batalla.

Esta fue la primera visita de Putin a la capital bielorrusa en los últimos tres años. Hasta ahora, Lukashenko se ha negado a que su Ejército participe en los combates en Ucrania. Ambos presidentes guardaron silencio sobre el conflicto en la vecina Ucrania, en el que Minsk podría verse implicado directamente ante presiones de Moscú.

Putin destacó que ambos países «minimizan de un modo seguro y efectivo la influencia de las sanciones en sus economías; juntos hemos resistido la presión de las sanciones por parte de los estados inamistosos, los intentos de aislar a Rusia y Bielorrusia en los mercados globales», indicó.

Cooperación energética y militar

El mandatario ruso calificó de «clave» la cooperación industrial entre ambos países y adelantó que Moscú y Minsk acordaron «los principales parámetros de la formación de precios en la esfera de la energía», uno de los puntos más importantes para Bielorrusia, que busca recibir gas barato de Rusia. Y agregó que en el marco del «cumplimiento consecuente de nuestra doctrina militar conjunta, Rusia y Bielorrusia hacen planes militares conjuntos. Contamos con una agrupación regional militar ruso-bielorrusa. En la actualidad, en territorio de Bielorrusia, practican unidades militares de nuestro país».

Y recordó Putin que ambos países crearon un sistema único de defensa antiaérea, dejando claro que «Rusia no tiene interés en absorver a nadie», tampoco a Bielorrusia, su aliado más cercano y que depende en gran medida de Moscú para el suministro de gas y petróleo.

El líder ruso destacó los estrechos vínculos entre ambos países, a los cuales calificó como «los aliados más cercanos» y como «socios estratégicos» que resisten de forma «eficaz» las sanciones occidentales. El presidente Lukashenko declaró que Rusia continuará formando a los militares bielorrusos para manejar aviones con capacidad de transportar armas nucleares: «Hemos probado estos aviones en Rusia y esto no es una amenaza contra nadie». A mediados de octubre, Bielorrusia y Rusia anunciaron la creación de una
fuerza militar conjunta, pero que según Minsk tiene un carácter exclusivamente
«defensivo».